Una semana después del casamiento por civil, acabamos con el desalojo de la casa que alquilábamos y salimos para Mendoza a esperar a nuestros invitados. El primer día fueron llegando de a poco todos los invitados y con los que ya estaban en la previa los esperamos con un asado a la estaca. Al día siguiente fuimos varios los que nos aventuramos al rafting y terminamos el día con una visita a una bodega boutique. El tercer día era el de la fiesta. Arrancamos desde temprano con los preparativos para la noche, fue nuestro día libre donde nos dedicamos exclusivamente a nosotros. La fiesta la disfrutamos de principio a fin. El día post fiesta fue un día libre donde los invitados realizaron diferentes actividades. Luego de la cena cerramos la estadía con un fogón en la playa. El quinto día los invitados comenzaron el viaje de regreso.
El resultado superó lo esperado! Pasamos 4 días y 4 noches espectaculares con familiares y amigos (con algunos incluso más), todos le pusieron mucha buena onda. Compartimos diferentes actividades como rafting, visita a bodega, karaoke y asados. No solo estuvieron presentes los amigos de siempre y los familiares de fierro, también tuvimos algunas singularidades como una pareja que viajó en moto desde Curitiba, amigos de Brasil y Chile que no veíamos hacía algunos años y parientes de Italia que nos visitaban por primera vez. No pudimos evitar sentirnos divididos por tener a tanta gente querida junta, como sucede siempre que uno es anfitrión, pero nos llenó de satisfacción haber podido disfrutar con todos y pasar momentos inolvidables.